Si hay una novela, que traslada al lector al mágico y enigmático mundo de los aztecas, esta es sin duda “Azteca” del estadounidense Gary Jennings. El planteamiento mismo del argumento de la novela es un acierto, pues éste gira en torno a las crónicas que Mixtli, un azteca de setenta años de edad, le revela al obispo fray Juan de Zumárraga en el año 1530.

Y digo que es un acierto, puesto que mucha de la información que tenemos hoy en día, para comprender la vida y el pensamiento de los Mexicas y de otras culturas de Mesoamérica, proviene precisamente, del esfuerzo compilador que hicieron algunos religiosos, una vez ya conquistado México, y que comprendieron que toda esa cosmovisión de los indígenas, no se podía perder. Primero, porque sería una pérdida irreparable y ya nunca más alcanzable conforme el transcurrir del tiempo, y segundo, porque necesitaban comprender los ideales más profundos de sus nuevos súbditos, para poderles inculcar de la mejor manera posible, la fé cristiana.

Mixtli nos desgrana cómo era la vida habitual de un habitante de Tenochtitlán, cómo se organizaba la ciudad, cómo era la vida del poderoso grupo de comerciantes pochtecas, cómo era el ejercito Mexica y la magnífica orden de los caballeros águilas. La vida diaria de México antes de la conquista de Hernán Cortes es descrita de una manera tan sublime, que uno creerá poder vivir en aquellas tierras, que tanto impresionaron a sus conquistadores españoles.

La propia llegada de los conquistadores y la posterior conquista de México es narrada, desde el punto de vista de Mixtli, y por tanto, sin duda, es una buena manera de ver ese acontecimiento desde el punto de vista de los conquistados.

Esta novela es la primera, y posiblemente la mejor, de la trilogía que escribió Gary Jennings, sobre la saga familiar de Mixtli y de los acontecimientos que aconteció al pueblo azteca desde antes de la conquista hasta mucho después de ella.

La precisión de los datos, hace entrever, por una parte la abundante documentación con que contó el autor para poder llevar a cabo tan impresionante novela, pero además, transpira por cada una de las palabras que nos cuenta su protagonista, el amor que sin duda el autor sentía por la cultura azteca, y la magnética atracción que, como a tantos otros, causó, la conquista de un Imperio.